E. Shaw decía, es necesario que los dirigentes de empresa, además de ser capaces técnicamente, tengan conciencia de su responsabilidad hacia todos los integrantes de la empresa, que produzcan más para poder distribuir más y que cumplan con los compromisos contraídos. A fin de que exista una economía ordenada y dinámica, que sea una de las bases para paz social, se requieren empresarios que dirijan las empresas organizadamente a crear riquezas, proporcionando trabajo digno a los hombres y acrecentando la vitalidad económica. Y así superar tantos problemas que hoy nos aquejan, como el desempleo, la distribución inequitativa de las riquezas, la baja calidad de vida y la pobreza. También es necesario que mejoren las condiciones de salarios, de higiene y seguridad de organización, de ejercicio de la autoridad, y de acceso al trabajo acorde con las necesidades de los empleados y las de sus familias.

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Los empresarios pueden crear trabajo y al hacerlo levantan las riquezas de las naciones y dan recursos al estado. Es decir, que pueden generar empleos asumiendo riesgos e invirtiendo en proyectos económicamente factibles, ya que los Estados no pueden crear todos los puestos de trabajo. De este modo, también se evita caer en un estatismo con sus riesgos de ineficiencia, falta de motivación, corrupción y falla de ciertas nacionalizaciones en distintos países.